domingo, 10 de enero de 2016

Antiguo Muelle del Ferrocarril 
(Hoy Muelle de Ramón):




 

La construcción del muelle del ferrocarril allá por 1911, y el tendido de las vías, modificaron el sistema comercial y de transporte, por lo que facilitó el traslado de los fardos de lana desde Paso Marsicano, puerto Jenkins y de las estancias del interior del Territorio de Santa Cruz, hacia este muelle, convirtiéndose así en vehículo poblador. Marcó el comienzo de nuevas vinculaciones comerciales y sociales entre Puerto Deseado y Punta Arenas que duraría hasta inicio de la década de 1940. Desde el muelle de Ramón primero, y del muelle fiscal después, se embarcaban los fardos tan preciados en el mercado internacional durante gran parte del siglo XX. En tanto que el ferrocarril proveyó y aceleró el proceso de ocupación de tierras fiscales para la producción ovina. El camión y pequeños puertos costeros fueron restando cargas al ferrocarril. El primero por las ventajas de tiempo y costos de flete y por llevar los fardos de lana directamente de la estancia al puerto de embarque. 




Según relatos de antiguos pobladores, cuando atracaban los buques en la ría, se traía la mercadería hasta la costa con lanchones (chatas) y la bajaban con planchadas y las apilaban; luego las subían al muelle de madera, en una zorra la depositaban en la playa y luego las subían a una vagoneta de cargas del ferrocarril. Algunos lanchones característicos fueron “Octava”, “Séptima”, “Luz”, “Cabo Raso”, “España”, etc. Para embarcar la lana era el mismo procedimiento y era realizado por aquellas agencias marítimas de la época: Ernesto Sarchi, Indalecio Muruzábal, Esteban Martinovic, Florentino Pérez, Hipólito Mon, Antonio Rovillard, Fred Brown, Compañía Argentina del Sud y la Sociedad Anónima. Todo ese despliegue que representaba la comercialización de la lana, daba al muelle y a la playa, un gran colorido colorido.


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