viernes, 19 de febrero de 2016

Había una vez un comercio llamado "Arco Iris":
 


Siempre fue sabido que los argentinos somos los mayores consumidores de galletitas de nuestra región desde hace muchos años. Y se me vino el recuerdo nostágico de aquel comercio Arco Iris, que estaba ubicado en la calle Alte Brown, donde hoy está "Chirolas", que perteneciera primeramente a Alberto Diez, y posteriormente en los años setenta a Antonio Rodríguez Moro, padre del periodista y director de El Orden, José Pocho Rodríguez. Era uno de los pocos comercios donde podíamos comprar muchas variedades de galletitas dulces y saladas, con la enorme atención de doña Dora Rodríguez y/o de Julito Rodríguez.

 


Por entonces, las galletas y galletitas venían en latas cuadradas con una ventana redonda de vidrio para mirarlas y tentarse. Era un negocio exclusivo de venta de galletitas. Esas latas ocupaban una pared entera y muchas veces era la más visible del local. Uno recuerda no sólo las formas y colores, sino también el aroma de esas galletitas, y sobre todo si eran de chocolate, cuando el empleado muy amablemente abría la lata, y con la prolijidad con la que las colocaba sobre un papel (luego en bolsitas). 



Recuerdo que en esas latas, y también en unos cubos, venían variedades tales como Boca de Dama de Terrabusi, Polvorones, Azucaradas, Obleas, las Ópera, Sonrisas, Livianitas, Supreme y Criollitas que eran de Bagley; Palmeritas; Coquitas; Chocolinas; surtidas, rellenas y los Habanitos, esos palitos de masa cubiertos con el mismo chocolate que las Tita y las Rodhesia. Luego de las latas, allá por 1981, comenzaron a salir los envases “Fresch-Pak” de la mano de Bagley. Las fábricas más reconocidas fueron: Okebón, Terrabusi, Bagley, Nevares, Neosol, entre otras. El antiguo Arco Iris cerró sus puertas en la década del '80. 







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